Beer Selection para Revista Mercedes Benz Uruguay 2013 / 2014
Por Sebastián Bossi
viernes, 20 de diciembre de 2013
viernes, 22 de noviembre de 2013
El feo olor a corcho en un vino ¿Una cuestión de azar?
El feo olor a corcho en un vino ¿Una cuestión de azar? Por Sebastián Bossi
Eso de que el olor a corcho defectuoso o TCA es algo que inevitablemente pueda pasarle al 3% de nuestros descorches es una simple excusa de los bodegueros para zafar de los reclamos del desprotegido consumidor. No se puede culpar al azar o a la propia naturaleza de una contaminación que el hombre puede evitar o al menos, reducir al mínimo y hacerse cargo. Esta historia se repite desde siempre desde distintos medios como única versión sobre el tema, y los técnicos especialistas, los enólogos, no quieren ahondar en esta cuestión cuando se le pregunta de donde viene esta “desgracia”, como si solo existirán victimas sin culpables. Hasta en los libros de enología es difícil encontrar una explicación, y mucho más difícil una convincente. Como si fuera este un tema tabú.
En lo personal, como consumidor periódico de vinos, venía bien, no sé si era buena suerte o buenas elecciones o una combinación de estas variables pero la verdad es que ya me estaba olvidando el desafortunado hecho de tener que tirar un vino. Pero me toco, todo llega dicen por ahí, también dicen “nunca se sabe”, y ayer decimos con un amigo abrir un Tikal Patriota 2007 de Ernesto Catena, vino por el que pagamos 300 pesos la botella (Winery), este detalle aumenta la expectativa de lo bueno y potencia aun mas los malos resultados.
*Vale la aclaración, el Tikal Patriota siempre nos gusto, no habíamos probado eso sí, esta cosecha 2007. También vale aclarar que Winery al día siguiente nos otorgo una nota de crédito para comprar otro vino igual o similar. Pero como dice el dicho, “el que se quema con el zapallo, sopla hasta la sandia”.
Me gustaría compartir la mejor explicación que encontré en mi biblioteca, es del Tratado de Enología de José Hidalgo Togores, 2003. Tomo II (página 1306).
Sabor a corcho Este es el reconocimiento de uno de los defectos más importantes en un vino. Tradicionalmente se asociaba al desarrollo de determinado mohos en el alcornoque, especialmente en la parte baja de los arboles, donde las condiciones de humedad son más frecuentes. Pero en la actualidad cabe diferenciar al verdadero sabor a corcho como falso sabor a corcho, pues su desarrollo no está demasiado claro. Lo que ahora si se sabe, que el sabor a “corcho” o a moho, puede proceder de otros orígenes distintos al corcho. La mayor parte de estas sustancias indeseables, tienen su origen en la degradación de los compuestos clorados, conviviendo con otros de naturaleza no clorada como son los propios hongos de la naturaleza (tierra, arboles, barricas). El TCA o 2,4,6-tricloroanisol, de olor mohoso y a cartón húmedo, proceden de la transformación por los hongos de los compuestos clorados utilizados como insecticidas o desinfectantes de diversos materiales, como para el tratamiento de los alcornoques, o para las planchas de los corchos o como desinfectantes de las barricas. Por lo tanto, estos olores defectuosos pueden proceder del corcho como materia prima de los tapones, o también de otros materiales distintos existentes en las bodegas. Es decir, el olor liberado o TCA es un mecanismo de degradación que se invoca como un sistema defensivo de seres vivos para la eliminación de los primeros compuestos clorados que son agresivos para ellos. Basta que un núcleo fenólico del vino o de algún otro compuesto de la bodega que lo contenga, para que sea clorado por el uso del agua tratada con cloro o algún otro elemento de limpieza para que este mecanismo se desarrolle. El corcho no tiene entonces que ser el responsable directo de la contaminación de los vinos, estos se pueden contaminar con el mismo TCA en las barricas y una barrica puede contaminar a otra a través de la atmosfera de la bodega. El problema se hace más grande al tener en un principio un umbral muy bajo de percepción. La solución es bastante compleja. Pero se pueden tomar varias medidas preventivas. -No emplear productos clorados. -Mantener una humedad por debajo del 80%. -Temperaturas reducidas por debajo de los 20° C. -Adecuada ventilación. -Ante cualquier duda eliminar la barrica sospechada. -Controles analíticos periódicos en todas las instalaciones de la bodega. Especialmente en cada partida de corchos. Otros recursos extremos: -filtrar el vino contaminado con un material absorbente del TCA como el carbón u otros. Como ven, se puede evitar o al menos reducir al mínimo este problema, reclamemos siempre nuestros derechos como consumidores, primero al vendedor detallista finalmente a la bodega, no es simplemente una cuestión de mala suerte. Salud, por los buenos y mejores vinos.
FINAL FELIZ! El Patriota 2007 se cambio por uno de la cosecha 2010. Excelente, salud por los buenos vinos de todo el mundo! Por Sebastián Bossi
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martes, 12 de noviembre de 2013
Curso periodismo en CAVE 2013
Curso periodismo en CAVE (Centro Argentino de Vinos y Espirituosas) 2013 Este año tuve el placer de ser invitado a cursar el 2° curso de periodismo dictado en CAVE por el periodista Marcelo Androetto, el primero se realizó el año anterior, 2012. El curso es semestral, los alumnos egresan luego de presentar un trabajo práctico que consiste en la redacción de una nota especial, este año elegido el género fue reportaje. Un curso diferente a lo que ofrecen las escuelas de vinos, muy recomendable. Por Sebastián Bossi
lunes, 2 de septiembre de 2013
Mate, mi colección definitiva (1988/2014)
Mate, mi colección definitiva (1988/2014)
Los que me conocen, saben que la bebida que más disfruto luego de los nobles alcoholes y el agua, es el mate. Bebida que conocí recién, por varios motivos, al cumplir 18 años en 1988, en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Recordemos que soy cordobés, me gusta el vino y la joda…
Los mates seleccionados son los que fueron quedando a lo largo de estas décadas.
(De izquierda a derecha)
1 Mate comprado en la esquina de 25 de mayo y Rocamora (C. del Uruguay, Entre Ríos. 1988) Es el primero, el más usado y es además mi preferido hasta el día de hoy.
2 Mate que me regalo un amigo que trabajaba en Gas Natural (Buenos Aires) y selecciono varios como regalos de fin del año 2009 a clientes (y amigos). Gran mate.
3 Mate comprado en Colonia (Uruguay) en el año 1997. Muy lindo, pero muy grande.
4 Mate comprado en Montevideo (Uruguay) en el año 2000. Lindo, pero su boca es muy chica para mi gusto.
5 Mate de madera, recuerdo de Colon (Entre Ríos) 2005. Fue un regalo, casi no lo utilizo, los mates para mi, esto es personal, son de calabaza o no son mates.
Materas y termeras.
1 Matera comprada en Montevideo (1999) Me acompaño, y aún lo hace, a todos lados.
2 Termera comprada en un anticuario en San Telmo en 2013. (Recuerdo de Capilla del Monte)
3 Matera Cardón comprada en Barracas en 2013. Todo un lujo.
Termos
1 Stanley Since 1913. Comprado en Montevideo en 2006. Nunca un problema, es genial.
2 Lumilagro industria argentina desde 1945. Modelo Bala. 2013. Es… Industria argentina, no es perfecto.
3 Thermos Since 1904 (¡El primer termo de acero del mundo!) Lo adquirí recién este año, 2014. La primera cebada anduvo genial, veremos cómo continua la historia.
4 Stanley modelo original de casi 100 años de uso. El acero esta como nuevo, pero pierde calor, solo lo utilizo como reemplazo de mi bolsa de agua caliente para el invierno.
Por Sebastián Bossi.
Los mates seleccionados son los que fueron quedando a lo largo de estas décadas.
(De izquierda a derecha)
1 Mate comprado en la esquina de 25 de mayo y Rocamora (C. del Uruguay, Entre Ríos. 1988) Es el primero, el más usado y es además mi preferido hasta el día de hoy.
2 Mate que me regalo un amigo que trabajaba en Gas Natural (Buenos Aires) y selecciono varios como regalos de fin del año 2009 a clientes (y amigos). Gran mate.
3 Mate comprado en Colonia (Uruguay) en el año 1997. Muy lindo, pero muy grande.
4 Mate comprado en Montevideo (Uruguay) en el año 2000. Lindo, pero su boca es muy chica para mi gusto.
5 Mate de madera, recuerdo de Colon (Entre Ríos) 2005. Fue un regalo, casi no lo utilizo, los mates para mi, esto es personal, son de calabaza o no son mates.
Materas y termeras.
1 Matera comprada en Montevideo (1999) Me acompaño, y aún lo hace, a todos lados.
2 Termera comprada en un anticuario en San Telmo en 2013. (Recuerdo de Capilla del Monte)
3 Matera Cardón comprada en Barracas en 2013. Todo un lujo.
Termos
1 Stanley Since 1913. Comprado en Montevideo en 2006. Nunca un problema, es genial.
2 Lumilagro industria argentina desde 1945. Modelo Bala. 2013. Es… Industria argentina, no es perfecto.
3 Thermos Since 1904 (¡El primer termo de acero del mundo!) Lo adquirí recién este año, 2014. La primera cebada anduvo genial, veremos cómo continua la historia.
4 Stanley modelo original de casi 100 años de uso. El acero esta como nuevo, pero pierde calor, solo lo utilizo como reemplazo de mi bolsa de agua caliente para el invierno.
Por Sebastián Bossi.
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viernes, 9 de agosto de 2013
El mejor vino de mi vida
Corton
1942
Un vino con mucha magia y final
feliz
Tenía seis o siete años si bien recuerdo y no
paraba de admirar las mil formas de botellas de bebidas alcohólicas de todo
tipo y origen (casi todas eran de vino argentino) recuerdo en especial las
medias botellas de 375cm3 sobre todo las de vino blanco, era la década del 70 y
sobresalían marcas como kleinbur de Proviar, Etiqueta Marrón de Suter las
caramañolas de san Felipe, etc.
Todos los fines de semana, los domingos al
mediodía íbamos a algún restaurante del cerro de las rosas a almorzar. Ni bien
terminaba mi comida aprovechaba el primer instante para huir de la mesa, llave
de baúl del auto en mano, para comenzar mi trabajo de búsqueda de ejemplares de
colección que para el resto de las personas no eran más que simples botellas
vacías. La historia era la misma de siempre, al llegar a casa mi padre abría el
baúl y entre él y mi madre se encargaban de eliminar mis hallazgos; parte de mi
misión ya estaba cumplida, las pieza sobrevivientes se acumularían en un
pequeño deposito del fondo del jardín sin mucho significado para el resto del
mundo.
Siempre supuse que el recipiente diseñado para
contener bebidas alcohólicas tiene un ciclo de vida al igual que su contenido.
Esta en nosotros el saber apreciar o no ambas cosas.
Nunca guarde una botella vacía por más de diez
años pero difícilmente me olvide de alguna y de su significado.
Nací un 17 de agosto del año 1970; Comencé a
tomar viviendo en concepción del Uruguay entre ríos el mismo año de mi debut
sexual 1985 a los 15 años. A los 20 me establezco en buenos aires y acá estoy
siendo el año 2002.
Mis estudios en el vino comenzaron en el ’92 en
la escuela de gastronomía el ateneo donde de todas las materias que había
sobresalía ampliamente en enología. Ahí empecé a leer material básicamente de
vinos argentinos del ’70 en adelante y me acuerdo el libro de lectura obligatoria
(literalmente) era Enrique Queyrat los buenos vinos argentinos; escrito a
comienzo de los setenta y actualizado durante esa misma década.
Fueron mis primeras fichas de degustación y mis primeras degustaciones a las cuales
concurrí con asistencia perfecta a través de toda la década del noventa y
cuando digo a todas es a todas, al menos las realizadas en buenos aires. En
realidad entre 1994, año que egrese como barman profesional, y el 98 me dedique
casi exclusivamente al mundo de las bebidas espirituosas tanto en mi país como
los escasos viajes que realice a Europa y estados unidos sin olvidar Uruguay
donde vivía dos o tres meses del año. Este país siempre tuvo uno de los
consumos de whiskys más altos del mundo y esta demanda hace muy atractiva la
oferta.
A partir del 98 comencé a meterme de lleno en
el mundo del vino ya no solo a nivel nacional sino de manera más global
empezando por chile, Uruguay, Estados Unidos, Francia, España, Portugal, Italia
y por ultimo Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
A fines del 99 me decidí a trabajar en un
proyecto para abrir un almacén de vinos a comienzos del 2000 pero no prospero por un problema
financiero, insistí en que tenía que trabajar en algo relacionado con los vinos
y envié mi c.v. a 30 oficinas de bodegas incluyendo importadores y
distribuidores. Solo uno me llamo; la entrevista fue muy provechosa al menos para mi donde me
di cuenta que necesitaba profundizar la teoría en forma ordenada y extensiva.
Sin mucha confianza pero por falta de
alternativa me anote para cursar a partir de marzo del 2001, la carrera de
sommelier en la escuela de Marina
Beltrame, por entonces en todo el ambiente gastronómico de BA “las chicas” como
las llamaban a Flavia y a Marina, eran muy populares y a la vez prestigiosas.
Ahí aprendí
a no subestimar a las mujeres (en ningún sentido y por muchos motivos). Aprendí
a estudiar, sí a estudiar; porque uno puede tener los mejores libros respecto a
un determinado tema en este caso vinos del mundo pero si uno no recibe apoyo
como ser, encontrar un contexto adecuado para guiarse, consultar e interactuar
y sentirse bien con algo al cual se le esta dando mucha importancia y tiempo,
todo se vuelve más complicado. Es ahí donde la escuela actuó de maravilla
logrando un grupo social magnifico. Sin temor a exagerar pudo decir que fue ahí
donde cobraron sentido mis botellas, mis libros y manuales y mi vida misma
social y afectiva.
Ejemplo de todo
esto es esta historia repleta de realismo mágico, ocurrida hace muy poco tiempo:
(Esta historia es real y ocurrió en BA en noviembre de 2004)
“As a general rule wars don't have a good effect on vineyards and the wartime wines are rarely great. Armies marching through your village pillaging anything they can find don't help much, nor do national governments intent on enlisting any able-bodied man they can find. In wartime vineyards tend to get neglected or even completely ignored, so any wine that gets wine will be scarce and probably not very good.”
“There are notable exceptions to this: perhaps one of the last century's greatest vintage in the Bordeaux was the 1945, which was grown and vinified at the tail end of six years of wartime struggle. It was a testament to the determination of the Bordelaise that nothing, not even a full-blown global war, was going to stop them doing what they did best. Most of the time, however, wines in wartime are poor; thin shades of their peacetime selves. But because of this, we have today one our more pleasant summertime drinks - the kir. Kir, as you may well know, is made by adding a dash of Crème de Cassis - a blackcurrant liqueur - to a glass of white wine. The drink gets it name from the leader of the French resistance in Lyons during the Second World War, Canon Felix Kir.”
No fue este el caso de tener que optar por el kir o algo parecido.
La historia es la siguiente:
Hace un año y cuatro meses tuve el placer de descubrir el
verdadero potencial de vida de un vino. Fue cuando una amiga o una vieja amiga
nos regalo a mi amigo Mariano y a mí una botella de un Rioja de raza, fue un
Martínez Lacuesta 1922. A pesar de haber vivido un momento inolvidable aquella
vez, nunca pensé de manera optimista al descubrir otras botellas de similar
antigüedad. Claro que esperaba que se repita algo similar pero siempre
comentaba antes de probar algún tesoro descubierto “y la verdad que no creo que
el vino este bien... ” Formula que recomiendo ampliamente pues si el vino esta
de verdad mal, nos quedara el recuerdo de lo bueno, de lo contrario al crear
falsa expectativa quedara la imagen del fracaso.
En este caso teníamos razones para dudar del estado del
vino, datos poco alentadores como la cepa: Pinot Noir, la edad: 62 años, el
momento: plena segunda guerra mundial. El resultado observado al destapar los
vinos hace que pensemos que es casi un milagro de dios al igual que muchos
otros afortunados supervivientes de la guerra que culmino en 1945.
Pero de la guerra nos va a hablar mas tarde nuestro amigo
mariano. Yo voy a comentar datos descriptivos de los vinos y como llegamos a
esta particular y excepcional degustación de borgoñas de la segunda guerra.
“La naturaleza produce milagros, pero no hay como los
milagros embotellados”. (Refrán Polaco)
Comenzó como muchas de las buenas y malas cosas que nos
pasan; de manera casual.
Un viernes no hace mucho estaba de visita en la oficina de
mi amigo Mariano. Siempre monotemáticos me comenta como para tener en cuenta
pero con desconfianza el dato que le paso un compañero de la escuela de
sommeliers (Ezequiel) sobre unos vinos muy viejos ofertados en un sitio de
internet.
Yo casi sobrando el asunto y sin saber muy bien de que se
trataba dije, “mmmm... esta loco el tipo, esos vino no valen nada, solo unos
pesos tal vez la etiqueta”.
Obviamente ni bien pude me metí en internet tratando de
obtener información de los vinos, de la zona en esa época, de todo.
Cuando veo la página, veo que no había sido muy visitada
probablemente por la desconfianza que daba semejante producto ofrecido. Observo
también que Ezequiel había realizado un par de preguntas como, ¿En que estado
estaban? y si podía ir a verlas sin compromiso. Curiosamente en contra de las
reglas del sitio le contestan rápidamente publicando amable y generosamente la
dirección con los horarios aptos de visita. Es aquí cuando comienza mi
verdadera obsesión por todo esto cuando veo que los vinos se encuentran en mi
barrio y en un edificio a exactamente 100 metros del mío el cual diviso desde
la ventana misma que está al lado de mi computadora y me doy cuenta que hace
dos años estaba visitando ese mismo piso con la intención de vivir allí.
Lo primero que hice fue preguntar por mail si el precio que tenía
publicado era 50 dólares por dos botellas o cada una. Me contesto “cada una”
como diciendo esta bastante claro.
Paso una semana y el precio bajo a 33 dólares por botella.
Yo intente establecer algún contacto con Ezequiel al cual lo había visto solo
una sola vez en mi vida y no tenia ni siquiera su teléfono. Al ver que todo
venia muy lento y los intentos de visita no se concretaban nunca. Decidí actuar
solo sin consultar a los demás supuestos interesados. Sabía que de llegar a un
acuerdo con el dueño los únicos privilegiados a tener en cuenta iban a ser
ellos dos, Mariano y Ezequiel.
Un día soleado con algo de efectivo en el bolsillo, camine
la cuadra que me separaba de mi objetivo a encontrarme con Don Julio Bruno; tal
cual figuraba publicado su nombre en la pagina. Sin saber muy bien a donde iba,
toque timbre, subí y me encontré con el encargado de una empresa de seguridad.
Pase la puerta primero y luego la reja de entrada, una joven secretaria muy
amablemente me ofreció pasar a la cocina. Ahí Don Julio se presento y de manera
clara y sincera me relato brevemente como llegaron los vinos a un cuartito de
servicio del antiguo departamento. Llego el momento, eran dos grandes cajas de
madera de tamaño hoy atípico llenas en su interior de botellas cubiertas con
unas simpatiquísimas esterillas individuales de paja obviamente originales de
Francia.
Con la silenciosa autorización de Don Julio comencé a
desnudar cada una de las nueve botellas supervivientes de la guerra primero,
del viaje en barco después, de los muchos años en Buenos Aires y por último de
la curiosidad de Julio Bruno y ocasionales bebedores amigos.
Continué liberando las botellas del extraño envoltorio,
primero la esterilla luego un fino papel marrón o amarronado por el tiempo. Al
cabo de unos minutos termine mi tarea casi sin poder disimular mi enorme
emoción. Presente las botellas en la mesa de la cocina, primero separe las botellas
1942 sabia que era tinto de las 1943 que sabia eran de blanco. Me encontré con
6 tintos y 3 blancos. De los 6 tintos 3 estaban deshidratados y el mismo
problema presento 1 de los 3 blancos. Al parecer y es razonable, la famosa
botella bourgogne tiene algún tipo de problemas para convivir largos años con
un corcho tan largo como los del Corton (5cm). El ultimo tramo del corcho,
comienza a hincharse ejerciendo una presión hacia adentro de la botella;
Algunas no lo resistieron y quedo como resultado final la botella prolijamente
cerrada con el corcho entero suelto en su interior y el liquido total o
parcialmente evaporado.
Igualmente ya en ese momento yo pagaba 50 pesos por una
botella vacía. Estaba totalmente encariñado con el hallazgo. Otra vez intente
calmarme y demostrando mediano interés le comente que solo me interesaban una o
dos botellas del tinto pues por experiencia, con las botellas con una merma o
evaporación de más de 2 o 3 centímetros no había chance de poder disfrutarlas
aunque más no sea una copa simbólica. Y además estaba dispuesto a ofrecerle ya
mismo 90 pesos por las tres botellas más presentables.
Don Julio me respondió que me entendía pero no le servia vender
solo una y encima la mejor pues el resto lo tendría que “tirar”. Me recomendó
hablar con mi supuesto amigo Ezequiel y algún interesado que yo conociera para
ver que numero podía hacer por todo. Nos saludamos, quedamos en hablar mas
tarde o al otro día y nos despedimos. Yo me fui algo confundido pero seguía
convencido que las botellas eran mías. Deje pasar dos días hasta el viernes a
última hora de la tarde sabiendo que Julio me esperaría ya ansioso con un sí o
un no.
Llegue algo nervioso a la oficina pero como siempre
confiado, le argumente que me había quedado solo en la aventura de la compra
pues mis supuestos amigos me habían abandonado diciendo que era un suicida con
ganas de tirar la plata. Que igualmente yo seguía muy interesado y que si me las
vendía, ese mismo sábado las iba a probar a todas. Pero al estar solo, podía
como mucho ofrecerle solo un poco mas de lo ya ofrecido al principio y mencione
una cifra redonda por todo el lote. Ya Julio Bruno se mostraba un tanto agotado
con tantas palabras e idas y vueltas y de manera enérgica agarro todas las
botellas las metió en el ascensor de servicio y me dijo casi sin mirar la plata
que yo había dejado sobre la mesa, “yo no sirvo para pichulear ni me gusta así
que llevate todo”. Convirtiéndome a mí en ese momento en la persona más feliz
de todo el mundo. Camine la cuadra que me separaba hasta mi casa como flotando
en una nube a pesar del peso de las 9 botellas.
Desde ese momento pasaron solo 7 días para la gran apertura.
Cada uno de estos días fue para mí como tener un ser vivo manifiesto a mi lado,
quizás una señal, fue como los primeros días que uno pasa con su nueva mascota,
me acostaba y me levantaba pensando en el estado que estaría el contenido de
esas botellas. Me pasaba todo mi tiempo libre investigando las vinificaciones
de la época, el perfil de los vinos, las críticas etc.
Casualmente ese viernes trabaje por primera vez como
sommelier en un restaurante y en su biblioteca encontré un libro de vinos donde
comentaba el autor acerca del cambio brusco de vinificacion de los vinos tintos
de la bourgogne más o menos por los sesentas. Y que antes los enólogos buscaban
vinos que tardaban en madurar en botella por ser más duros y pesados, luego se
volcó a la tendencia actual de la elegancia y fineza de los famosos Pinots.
Ya el sábado siguiente a la adquisición no aguante mas y
mande un ultimátum a mi amigo Mariano para que busque un lugar en su agenda
para reunirse conmigo para el gran momento, pueda o no, este o no su amigo
Ezequiel. Quedamos como primera opción ese domingo. El domingo paso, pensé en
el martes y pasó también. El jueves coincidimos con Mariano en un bar de Callao
y Santa Fe. Yo impulsivamente apure a Mariano a que era ese mismo jueves
sabiendo que era casi imposible. Mariano; demostrando que entendía que lo mío
iba en serio, esa misma noche me llamo y me confirmo la reunión de caballeros
para el viernes 21hs. yo realmente sorprendido y ocultado a través del teléfono
una gran sonrisa, acepte.
Viernes 12 de Noviembre de 2004
Corton
1942 / Pouilly Fuisse 1943
Los
vinos que sobrevivieron a
A.
Hitler y W. Churchill
Testigos
Ezequiel Schneer
Gastronómico/
Estudiante avanzado sommelier.
Mariano Fernández
Economista
/ Estudiante avanzado sommelier.
Sebastián Bossi
Técnico
S. Gastronómico / Experto en bebidas.
“Borgoña constituye el escaparate
mejor situado de Francia, por no decir de Europa. Personajes poderosos,
influyentes de todo tipo han desfilado durante dos milenios por el camino real
que atraviesa Francia desde Paris hacia Lión y el sur y desde el Rin y los
países bajos hasta Italia. No hay ningún príncipe, mercader, soldado o
estudioso que no haya visto la cote d’OR, pernoctando en Beaune o en Dijon y
paladeando o escuchando anécdotas sobre los fabulosos vinos de esta estrecha franja
de tierra situada en una ladera baja.”
Hugh Johnson. Wine Companion. 1983.
El lugar elegido fue el mismo donde un tiempo atrás llego
ese antiguo Rioja 1922, como decíamos el mismo barrio de Monserrat donde
descubrimos estos vinos.
Mariano fue el encargado de la investigación y presentación
de una introducción para ubicarnos en la historia. Para la ambientación se
busco música de jazz grabada entre 1939 y 1944. Entre los temas pasaron:
It's the Way That You Do It -
Jimmie Lunceford & His Orchestra 1939
Prisoner of Love - Lena Horne
1941
9-20 Special - Count Basie
Orchestra 1941
Let Me Off Uptown - Gene
Krupa & His Orchestra 1941
Why Don't You Do Right? -
Benny Goodman & His Orchestra 1942
Praise the Lord and Pass the
Ammunition! - Kay Kyser & His Orchestra 1942
Comin' in on a Wing and a
Prayer - Golden Gate Quartet 1943
I'm Beginning to See the
Light - Harry James & His Orchestra 1944
Y mucho Glenn Miller entre muchos otros temas. Pensé en
incluir tangos del 40’ pero no sabíamos con exactitud en que momento arribaron
estos vinos a Buenos Aires.
Presente la mesa con algunas opciones de diferentes vinos
como para disimular el total protagonismo de los Bourgogne. También elegí
bebidas elaboradas y compradas en los años 40’s. De mi colección lucí una
Hesperidina impecable, un misterioso Prunelle de Estrasburgo vecino de los
protagonistas, también encontrado en el barrio, y una botella de amaro Monte
Cudine recién llegada desde un antiguo almacén de campo de la zona de campana.
Nos sentamos a las 22hs comimos unas empanadas de “La Continental”
con un intento fallido de acompañar la comida con un torrontes 2002 bien
Argentino, mas oxidado que cualquier botella del famoso lote. Por suerte y como
siempre Mariano acerco un oportuno rose 2004 de la Bodega Escorihuela. Antes
fueron varios pastises como para ir entrando a Francia desde el sur.
Durante una hora, disfrutamos de la reunión casi como
cualquier otro viernes olvidándonos del contenido de las antiguas botellas pero
tratando de situarnos en los principios de los cuarentas en el mundo, en
especial Francia y más tarde Buenos Aires cuando luego de la guerra
supuestamente arribaron los vinos a la Argentina.
Es un buen momento para destacar los sellos que presentaban
ambas cajas de vinos.
El Corton decía Desirade (isla Guadalupe caribe) y en el
Poully Fuisse figuraba Formose (China-Taiwán hoy).
Esto lo puede explicar Mariano más adelante.
Observaciones en común:
F. Ginestet (prestigioso negociante de Bordeaux, que en la
época de guerra se encontraba operando en borgoña)
Apellation controlee (muy reciente y quizás algo improvisada
la etiqueta)
Importador Mignaquy & Cia S.R.L. capital $3.700.000 m/n
(actualmente en actividad desde 1858 en Aristóbulo del Valle 751 pleno barrio
de La Boca)
Impuestos internos ley 12137 y ley 12139
Botella 750cl pero declara 730cm3
Marque deposse tout groit (águila emblema del negociante)
Corton 1942
Corcho 51mm cápsula estaño puro (rojo)
Botella algo asimétrica de muy buena calidad el vidrio verde
musgo casi militar. Altura 30 cm.
Picada 5cm.
Alcohol 12.3 análisis B444.456 arribo a buenos aires ¿?
Dos años de madera.
Botella 1 de 3 6cm de merma (corcho 1cm hundido a punto de
caer por sí solo hacia dentro de la botella)
Botella 2 de 3 4cm de merma (corcho muy sano cumpliendo
99/100% su función)
Botella 3 de 3 3cm de merma (corcho 10 puntos se pudo
extraer completamente)
Precio promedio base Sotheby’s o Christie’s 500 euros por
botella. Botellas 2 y 3 muy difícil de fijar precio. Son casos excepcionales
por presentar tan poca merma y óptimas condiciones generales. Precio publicado
en vinotecas de Europa 800 euros.*año 2004.
Poully Fuisse 1943
Corcho 38mm (cápsula dorada con la inscripción f. Ginestet
Bordeaux).
Botella asimétrica de mala calidad de vidrio con defectos de
relieve y burbujas en su interior. Verde turquesa. Llamado wartime glass debido
a su calidad y usado entre 1942/45.
Altura 28.5cm.
Picada 4cm.
Alcohol 11.9 análisis B450.817 arribo a buenos aires ¿?
18/24 meses de madera
Botella 1 de 2 7cm de merma (corcho 10 puntos se extrajo
integro)
Botella 2 de2 6cm de merma (corcho en buen estado)
Precio base 100 euros en Sotheby’s o Christie’s solo por lo
significativo del año.
Observaciones
II:
*se
uso una combinación de dos destapadores, lamina y camarero al mismo tiempo. El
resultado fue muy exitoso.
**los
tres tintos se trasvasaron a decantadores de oxigenación semi-restringida.
Las
botellas 1 y 2 presentaron igual cantidad de posos (1 copa degustación llena)
La
botella 3 presento la mitad de los casos señalados. Todos los vinos se
degustaron a 18/20º. Probamos bajar esta temperatura con resultados negativos
en la cata.
***la
botella borgoña es propensa a presentar una mayor merma de lo habitual luego de
30, 40 años. A diferencia de las botellas comunes o bordalesas las borgoñas se
miden en centímetros entre la base del corcho y la superficie del líquido. Por
lo general los vinos de borgoña son menos propensos a verse afectado por él oxigeno
y entre 5 y 7 cm de merma en un vino de 40 años puede ser considerado normal
con buena expectativa de vida. Desde ya 3 o 4 seria una excelente condición.
Curiosidades:
La primera
botella fue de vino blanco a las 23hs, se empezó tarde pensando lo peor.
La última
botella de tinto se descorcho a la 1am. Si mal no recuerdo...
El
evento que yo llamaría de una carga emotiva violenta, continuo hasta el
amanecer.
Esta alta carga emotiva presente en cada botella fue
generando una especie de sinergia en el ambiente contagiando a cada uno de los
presentes convirtiendo lo vivido aquella noche en un viaje alucinante a través
del tiempo. No exagero, todo lo que decíamos, no alcanzaba para describir lo
que sentíamos. Al final nos limitábamos a mirar y beber el precioso líquido
luego quedábamos mirándonos las caras de
gigantesco asombro y plena felicidad.
El descorche
esperado, el comienzo de varios brindis
Ya cuando se estaba agotando la
expectativa y no quedaba mucho Rose en la mesa, creímos que era el momento
indicado casi por descarte para empezar a abrir una a una las botellas. Ya gran parte del
objetivo estaba cumplido, lo habíamos logrado, juntar todo el lote de botellas,
reunirnos los tres protagonistas, nosotros no podíamos hacer nada mas. Todo lo
que pudiera venir de los vinos iba a ser bienvenido y por lo menos, bueno.
Botella B1/1 23hs
Nos juntamos espontáneamente los
tres en la cabecera de la mesa, la opuesta a la que habíamos comido y bebido.
Decidí no sacar la cápsula dado que esta estaba totalmente pegada al pico y
además el corcho en este tipo de botellas francesas antiguas sobresale por lo
general por debajo de la cápsula. Esto nos permite operar observando el extremo
de nuestro destapador.
Como explicaba decidí sacar solo
la tapa de la cápsula con un cuchillo pequeño afilado y duro. Los primeros
milímetros de corcho era como cáscara de cemento parcialmente humedecido.
Introduje primero el sacacorchos tirabuzón y una vez que asomo por debajo
procedí a introducir el sacacorchos de lámina para tratar de despegar los
bordes y después sí, todo junto hacia fuera. Más o menos así procedí en los
cinco corchos de la noche.
El corcho salió intacto, y este
buen síntoma fue acompañado de otro como fue el buen aroma que desprendía esta
pieza hoy de museo.
El vino sorprendió inmediatamente,
como las películas cuando descubrían oro o petróleo, Mariano grito “esta
entero, esta entero”. Así fue, el vino que a la vista parecía jugo de manzana
no otorgaba ninguna nota desagradable ni desequilibrada, todo lo contrario. En
boca era un vino incisivo en su recorrido, muy interesante y disfrutable,
imposible no recordar algún amontillado archivado en la memoria. De
persistencia muy marcada. Pero insisto, no había rastros de humedad, ni de
acético, ni de nada que perturbara la armonía descripta.
Ya un poco más confiados pero solo
un poco mas, pasamos a la segunda botella.
Botella B2/2 23:30hs
Al momento de degustar la primera
copa observamos un color muy similar a la primera que si recordamos era como un
jugo de manzana roja algo más amarronado, pensamos que seria idéntica. No fue
así, aquí la acidez molestaba un poco y en boca no resultaba del todo
armonioso. Fue la única botella que no se bebió completamente.
Vale decir que en ninguno de los
dos blanco se pudo encontrar alguna nota de tipicidad del chardonnay. Aunque
quizás si sobresalga una nota en común con esos blancos cargados de madera por
uno o dos años y oxidados por el tiempo en botella. Recuerdo casos como Don
David torrontes 1990 (deg.2004) y Familia Bianchi 1997 (deg.2004) la madera
pasa a ser algo meloso, pero plano y sin vigor.
Hasta ahí todo mas que bien, ya
estábamos tomando y brindando con nuestras botellas de la segunda guerra y la
emoción nos invadía todo el cuerpo.
Botella clave, si esta estaba en
estado, sabíamos que era la gloria, la noche pasaría a ser realmente
inolvidable para los tres.
Y así fue.
Una de las botellas más raras del
lote pues la encontramos como mencionábamos con el corcho a punto de caerse. O
sea que si nos imaginamos el espacio que retrocedió para abajo quedo como una
pequeña cámara de aire entre el corcho y la cápsula. Este espacio estaba
cubierto de hongos y se podía oler claramente como dijo Ezequiel tierra mojada,
muy pero muy fuerte. Costo trabajo y algo de tiempo pero salió, el problema fue
que el extremo se hincho por no tener contención y hubo que cortarlo y decantar
el vino sin mayores problemas. Nosotros ya teníamos ganas hasta de comernos el
corcho.
En el momento de trasvasarlo
observamos el color rojo cereza sí ROJO CEREZA CLARO, muy claro, brillante y
luminoso. No puedo decir que tenía rasgos de evolución, realmente no me animo.
El único indicio eran los posos presentes.
En su entrada en nariz se mostró
limpio e interesante, como si hubiera estado siempre espléndido esperando
lucirse en algún momento.
En boca fue el comentario de toda
la noche. El famoso pinot noir estaba con sus taninos apenas domados y
conservaba o inventaba algo de fruta, algo de cranberries.
Daba la impresión que el vino
podía esperar 50 años más. Corton querido, jamás te olvidare.
Botella T2/3 00:30
Botella en muy bien estado con el
corcho impecable, y de hecho fue la segunda extracción perfecta de la noche.
El vino repitió todos los
atributos y características del anterior y además le sumo complejidad y
potencia a cada gota. Fue como si lo perfecto se pudiera mejorar.
Ezequiel descubrió reminiscencia a
menta y a hierbas.
Botella T3/3 01:00hs
La mejor en apariencia, una
botella perfecta ni siquiera presentaba merma. Los comentarios inmediatos
fueron “¿de dónde salió?”, “¿que es esto un 1999, un 2002?”, etc.
La impresión de color fue
exactamente el mismo para las tres botellas de los tres presentes. Con un
brillo mágico y absoluto. Casi fluorescente.
Ahora en nariz y sobre todo en
boca este vino se mostraba más profundo, como más invasivo, más largo y todavía
más complejo. Sobresalía una nota de almendra o avellana al partir la cáscara,
en nariz y en boca. A estos vinos los recordaremos por la permanencia más importante,
la que perdura en la mente.
A partir de ahí fue todo una
fiesta. “Que estas tomando...que el 1...que el 3...que el 2...que volvemos al
blanco 1943 o era 1942. etc.”
Ezequiel tuvo una buena idea como
buen gastronómico que seguro es, y sugirió hacer un cóctel de borras con cada
culo de botella que quedaban de los trasvasos.
Lo hicimos y lo servimos en tres
copas para deleite de cada uno de nosotros. Fue el broche de oro ideal; era un
extracto de pinot noir 42 homogéneo y cremoso. Algo hermoso.
Lo que siguió fueron escenas de
gente que parecía fuera de sí pero para bien no para mal. Era todo muy extraño,
no teníamos la sensación de estar borrachos sino como dije antes fue un viaje,
un viaje con alguna droga extraña que nos hizo sentir estar en campo de
batalla. En los viñedos, en las bodegas. A favor del enemigo del mundo o en
contra de este, no importaba, lo importante eran los vinos, los sobrevivientes.
En ese momento decidí agradecerle de alguna manera a Don Julio como para
encontrar un responsable proveedor de tan grato momento vivido aquella noche.
Me comprometí delante de los presentes a regalarle una antigua botella de
brandy de Jerez Valdespino Gran Reserva
a modo de ofrenda.
Ya cerca del final. Mariano yacía
en el piso de una habitación en estado de transe, susurrando extrañas palabras
sueltas. Ezequiel y yo finalmente parecíamos amigos y los pájaros torturadores
anunciaban un nuevo día; contrastando con la
eterna y gloriosa imagen de una mesa ahora repleta de enigmáticas
botellas.
Como despedida realizamos una
serie de brindis finales con el resto de las bebidas de los cuarenta como
cierre homenaje a tan hermosa noche.
“Por Don Julio, por los grand cru de Borgoña y sus años
excepcionales, por el verdadero Pinot Noir, por la liberación de viejas bebidas
cerradas y escondidas perdiendo la vida en absoluto silencio y soledad. Y por
sobre todo, brindo por la abundancia de todo esto.”
Ezequiel
Mariano
Sebastián
Salud
Don
julio, que no leyó la historia pero recibió su ofrenda comento, con permanente
dejo de arrepentimiento y algo de resignación:
-que bueno, que estaba muy agradecido por la
pequeña recompensa y que valoraba el final de su descubrimiento pues él es del
44 y se emociono a su manera con cada clavo que saco para abrir la caja y
descubrir las botellas con sus esterillas individuales.
Sus compañeros de trabajo quedaron ofendidos y le dijeron que era
un pelotudo en entregar esos vinos por dos mangos.
Yo digo: ¿Por qué carajo no le ofrecieron ellos un dinero x por
esas viejas y supuestas intomables botellas?
Aquel viernes a ultima hora si yo no iba y apuraba el tramite ya
no lo encontraba, por dos razones: ese mismo día venció el anuncio en internet
y al otro día se fue de vacaciones por una semana hasta hoy Lunes 22/11 y por
eso necesitaba 100 o 200 pesos. (El lote se pago finalmente solo 125 pesos…)
**Julio M.Bruno vive en San Telmo
pero trabaja en vigilancia Alsina S.R.L. seguridad. Agencia de investigaciones
Privadas Alsina SRL. Cita en el edificio de la esquina de Moreno y Tacuarí. La
degustación se realizo en la esquina de Tacuarí y Moreno.
Aquí quiero citar una frase de
Omar Al Kayyam, quien por el año 1100 dice:
“A pesar de que el vino
desgarró el ropaje de mi reputación, no lo abandonaré mientras mi alma exista.
Me asombran los vendedores de vino. ¿Qué pueden ellos comprar mejor que lo que
venden?
“Es curioso que a nadie le guste que lo tilden de
glotón; y sin embargo todos llevamos dentro algo de gula, actual o potencial.
No creo que exista un solo ser humano coherente incapaz de confesar, aunque sea
para si mismo, que alguna vez se lleno hasta reventar casi por la mera razón de
satisfacerse como una bestia. De hecho me compadezco de quien no se ha
concedido esta experiencia sensual, cuando menos para averiguar cuales son los
limites privados y el punto donde termina el sibaritismo y empieza la
glotonería.”
“Con
lo que más me acerco a la gula es con el vino. A menudo, cuando tengo delante
una botella verdaderamente buena, bebo todo lo que puedo aunque sepa que es más
de lo que tolero. Eso se llama gula.
Pero, me digo, ¿cuándo volveré a
sentir este sabor en la lengua? ¿Dónde en el mundo hay un vino como este? ¿Y
cuando volveré a estar tan viva como ahora, en este lugar? Más, más pienso: todo, hasta la última gota, porque
una bebida así no me saciara nunca.
Pueden que estos pensamientos rescaten al acto de la gula; no según el
diccionario, pero si en mi terminología intima del gusto. No lo sé.”
En
su ultimo capitulo “La cena perfecta” Fisher relata lo que imagina como su
reunión perfecta...
“...primero
martinis luego vermouth solo para vincularlos con el vino que seguirá. Este
será un borgoña intenso y firme, muy pesado como para beberlo si no se celebra
algo, en este caso un Paúl Masson Pinot Noir: tres botellas esperando en el
fondo del aparador, de lo más elegantes en la pomposidad de su grueso vidrio
verde... El vino fluye con alegría...las personas hablan, se mueven en los
asientos y las pieles sienten un bienestar bruegheliano...”
El
vino mejora, especialmente hacia la tercera botella. Empiezan a parpadear las
velas. Hay sobre todo, una especie de soltura que a estas alturas de mi vida,
social o privada, me parece más valiosa que los rubíes; pues, ay, demasiadas
veces las desdichas del mundo nos oprimen el corazón como tumores, atacan
nuestra mesa como balones indetenibles, penden como espadas sobre nuestro
lecho. Si en la alquimia de la hospitalidad puede lograrse una soltura como la
que he mencionado, será para nuestro bien general y hay que desearla
devotamente; nunca habrá, en mi opinión, resultado más feliz que esa comodidad”.
FIN
Por Sebastián Bossi
martes, 23 de julio de 2013
lunes, 15 de julio de 2013
Miller Lite Argentina
Probando la Lite Argenta. En pocas palabras, es agua lupulada. En estilos livianos lupulados elaborados en el país me quedo con Amstel, (no tan liviano). Livianos no tan lupulados con Budweiser y de última la misma Miller. En importadas livianas, primera lejos en calidad Corona, una pena su precio en Argentina. Resumiendo si esta birra, Lite, tiene éxito en el mercado argentino, definitivamente jamás entenderé a este mercado.
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