sábado, 16 de enero de 2021

Amstel Lager Argentina

 

Cervezas populares argentinas verano 2021
Las “sodas de cereales”

Hace poco, este mes de enero, me encontré en la góndola con otra Amstel, cambio de etiqueta pensé, pero al acercarme y leer la etiqueta, esta aclaraba que se trata de otro producto, algo más liviana que la “Amstel Premium Pilsener”.



Las cervezas light, o livianas, son un clásico en todo el mundo, es una de las categoría más consumidas, y tiene su lógica, son las más fáciles de beber. Este detalle va en sentido contrario al gusto popular histórico de los argentinos, que si bien las cervezas lager rubias industriales son las que mandaron siempre, nunca el paladar argentino acepto una cerveza más liviana a la marca más consumida, Quilmes Cristal, ahora llamada Quilmes Original. Todos los intentos realizados desde los 90 con Quilmes Light, o luego ya en este siglo Miller Lite, Grolsch Blonde, fracasaron, el mercado local no lo entendió o simplemente no lo consumió.

La única cerveza liviana exitosa por demás, fue y es Corona, aun con el cambio radical en su elaboración, ya que paso de ser elaborada en México a ser 100% fabricada en Argentina, las ventas se mantuvieron altas y creciendo.

Distinto es el caso de Budweiser, la más liviana entre las industriales clásicas, donde en el resto del mundo su marca principal es Bud Light, acá nunca se lanzó, Y Budweiser misma, aún no termina de despegar luego de décadas en Argentina, me imagino que su fuerte como merado es el norte del país y Paraguay, lugares cálidos ideales para el consumo de la cerveza “que mejor pasa” Como decía el viejo eslogan.

El resto de las industriales populares argentina tienen alguna características, generalmente dadas por el adjunto cervecero, maíz u arroz, etc.,  que las hace ser la elegida en su target.

Pero  la globalización, desde los 90 y en aumento todo este siglo, afecto “neutralizando” la característica autóctona. Un claro ejemplo es el de Corona (Cervecería Modelo 1925), que su marca Corona Extra, pasa por primera vez en casi 100 años, a ser elaborada en Sudamérica.

Argentina es un país ideal para la instalación de licencias cerveceras internacionales, la mayoría muy bien lograda, con controles y directiva estricta. En cada caso, desde la casa matriz.

Esto favorece en principio al consumidor, ya que abarata los costos para su consumo, pero en mercados inflacionarios como el argentino el consumidor sufre fuertes aumentos, y el mercado se transforma en monopólico sin importaciones, lo que afecta a la cultura del consumidor, ya que no puede conocer ni comparar marcas ni estilos.

Otro aspecto negativo de la globalización de marcas que son elaboradas fuera de su lugar de origen, es el caso que se da en las marcas locales, con dos claros ejemplos. La cerveza Andes siempre que uno la consumía hasta hace unos pocos años, era elaborada en Mendoza, y hoy toda su producción, al menos la que consumimos los porteños, es elaborada en Buenos Aires, probablemente con la misma o mejor calidad, pero recordemos, uno bebe un 95% de agua en una cerveza, Y si quiero consumir una cerveza Andes, me gustaría que es amplio porcentaje de materia prima, venga de la zona original, lo cual es imposible.

El otro caso que encuentro es el de cerveza Salta, hasta hace 10 años era un símbolo exclusivo de la ciudad de Salta, casi una  tradición para el turista llegar a esa ciudad y en un bar disfrutar se esa lager liviana, sabiendo que uno bebía Salta, su agua. Hoy se vende en Buenos Aires, pero es elabora en la planta central que tiene la empresa, CCU en Santa Fe. Donde se elabora a la par Salta, Santa Fe y Schneider, las tres con la misma personalidad.

Aclaro, muchos cerveceros fanáticos detestan las cervezas industriales, yo no, prefiero beber estas “sodas de cereales” como me gusta denominarlas, ya que la mayoría son neutras en sus características, y con una gasificación rustica, como encontramos en sodas comunes. Pero yo prefiero beber una cerveza industrial, sin aditivos declarados, antes que una gaseosa, o un agua común de grifo.

Siempre recuerdo cuando daba charlas para la marca Corona y Budweiser, trabaje bastante para CCU entre 2005 y 2015. 2010 el porfolio era casi todo importado, un lujo.  Y entre esas importadas estaba Corona y en estilo similar Budweiser como producto de elaboración local. Hoy ambas marcas pertenecen a la competencia. En cada presentación de Corona, lo hacía para grupos de 10 personas pero también para grupos grandes de 30 y hasta 50 consumidores. Y mi estadística era que uno o dos de cada diez me interrumpía y me decían “no me gusta la cerveza Corona porque parece agua” Yo respondía, ¿sabes lo difícil que es hacer una cerveza tan pura como el agua? Y agregaba, si la opción en una comida es cerveza, aun estos estilos, o agua, siempre voy a elegir ¡Cerveza! Aun si la cerveza es sin alcohol.

La novedad este verano, enero 2021.

Amstel Lager.

No es diferente a lo que ya se intentó antes, como digo al inicio de esta nota, es otra cerveza liviana, muy correcta, cumple con lo que promete, sabores agradables muy sutiles a malta y lúpulo, y un cuerpo que pasa limpio al paladar, sin dejos o sabores extraños, ideal para beber una tarde pesada de verano, me imagino en un balcón, terraza con Pelopincho o piscina en el mejor de los casos, o simplemente a la sombra de un árbol. O esas noches agradables, mientras disfrutamos de una comida informal.

Otro detalle, no menos importante, el precio, es algo más económica que la Amstel Premium Pilsener, cumpliendo la lógica, si tiene menos costos en materia prima, que el mkt no lo pague todo el consumidor.

Salud, y si es con birra, que sea sin aditivos, la información esta siempre, en la etiqueta (ojo, son  como las letras chicas de los contratos...)



Sebastián Bossi

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