Vinos de pura madre, digo sangre.
Ayer al mediodía descorché para catar, los tres Pura Sangre de la bodega
Domaine Saint Diego, Maipu, Mendoza, Argentina.
La cata la resumo en poco más de 10 minutos en el siguiente video de mi
canal de YouTube. https://youtu.be/utNas47xals
https://youtu.be/utNas47xals
Escribo esta nota un día más tarde, porque me asombra, gratamente, que
luego de 24 horas, ambos están impecables, increíbles, aún mejores, sin “aristas”
como decíamos hace 20 años, sin defecto
alguno, sin “brett” (esa falsa sensación de complejidad dada muchas veces por
defectos sutilmente evidentes), sin vestigio alguno de oxidación, sin perder un
gramo de fuerza, todos indicios de un cuidadoso trabajo en bodega y desde el
viñedo, uva y vinificación cuidada minuciosamente, algo normal en los vinos de
alta gama del mundo, no tanto en Argentina, mucho menos usual de manera
constante año a año durante décadas. Quiero decir, se dan casos de vinos
sobresalientes, en Mendoza particularmente, pero cuando esto sucede, al año
siguiente o al tiempo, o ese vino sube el precio de manera ridícula, o baja la
calidad.
Los fui disfrutando en tres comidas, mediodía, noche y otra vez mediodía.
Intentaré dejar algo para una cuarta comida y degustación. Pero es vasta prueba
que estos vinos se hicieron con la seriedad con que se hacen los buenos vinos
del mundo, como los de primer nivel de California, Burdeos o Chile. Me alegra
encontrar estos vinos en Argentina, no es común que un proyecto de más de 30
años se mantenga con la misma seriedad de manera constante, pareja. Es común,
insisto, ver como cuando se logra un gran vino en Argentina, o este aumenta su
precio más de lo esperado, o se crean líneas superiores, confundiendo al
consumidor o engañándolo, o directamente se vinifica con otras uvas para
producir más a menor costo.
Ángel no creó un sin fin de líneas. Mantuvo la de siempre, con el mismo
estilo corte y calidad. Y debajo, creo una línea totalmente diferente,
Paradigma.
Pura sangre está igual, impecable como siempre, eso es respeto al
consumidor, no conozco un solo colega o consumidor que tenga algo malo para
decir sobre el Pura Sangre clásico.
Hace algunos años, se agregó un hermano mayor, “Nueve Lunas, que tiene un
nombre que me recuerda a la buena cumbia, me gusta también por eso.
Me gustan mucho los pura sangre. Un ejemplo de calidad inalterable en
décadas, pocas veces visto en Argentina.
Mi Ranking en orden de mayor a menor, según mi gusto, claro.
Los espumosos, es sabido entre mis seguidores que no me agrada el
espumante argentino, en realidad, amo el Champagne, y adoro, respeto mucho todo
el mundo del Cava español, y los de Inglaterra. Luego en todos los países puedo
rescatar un par, literal, de buenos espumosos, como Ferrari en Italia, Domine
de L´Arbol en Uruguay, y Eclat corte clásico, no los otros dos, en Argentina.
Alguno de Brasil, y no mucho más, ni en Chile, EEUU, Alemania, Austria, etc.
Aclarado este tema, probé el Paradigma, un espumoso de uva Patricia, (algún
Moscatel cruzado con una uva común), está muy bien para quien espera burbujas híper
bebibles, pero no me da placer, y hasta lo encontré algo oxidado para haber
salido recientemente de la bodega.
Luego el rosado, un blanc de noir de Malbec, muy bien logrado, a la
altura de los mejores espumosos rosados secos (Nature) argentinos, esto es un mérito
por la cantidad que hay, un montón, pero no por mucho más que este detalle.
Y el ya clásico, Pura Sangre Brut Xero. Un distinto, sin defecto,
cumplidor, para tener siempre en cuenta.
Paradigma Tinto. Un vino de corte, por lo tanto un distinto en el mercado argentino, particular, recomendable por esto, con notas balsámicas de seductora reducción, probablemente por la estiba en botella, que le queda muy bien.
Mis dos amores, (de turno) mis
favoritos:
Pura Sangre, en este caso el 2014, base Malbec con algo de cabernet. Integrados a
la perfección, con fuerza de principio a fin, nunca decae, recordemos que
pasaron 30 horas entre mi primera copa y la última, habla de la sanidad de la
uva y el trato en bodega, para beber ahora o guardar y seguirlo. Un clásico,
intacto, muy interesante.
Y el Pura Sangre Nueve Lunas 2017, mismo corte, con paso por madera
nueva, no me interesa ni que madera ni el tiempo, me interesa más el trato, que
se note armonía, cuidado, intensidad, complejidad y duración en boca, eso es lo
que espero cuando lo pago, es un vino que cotiza en dólares, y lo vale.
DiVinos estos dos. Los recomiendo, y les deseo larga vida, cumpliendo lo
que prometen, lo que los consumidores nos merecemos.
Espero opinar lo mismo dentro de varios años, como pienso y opiné hoy o lo hacía hace 15 años atrás, cuando conocí este proyecto. Buena relación precio calidad mantenida en el tiempo durante décadas. Algo muy difícil de encontrar en Argentina, excusas sobran, buenos ejemplos, faltan.
SB